😸 Un Gato de Fiesta 🎉🎉

Banda Kalibre 14 Dic. 2024 - El Farol
Banda Kalibre 14 Dic. 2024 - El Farol

Para sorpresa de muchos, un gato suele salir poco de su lugar de confort, su trono, su reino, donde manda y dicta las reglas. Las pocas ocasiones en las que lo hace suelen ser momentos especiales, aquellos en los que realmente hay algo importante que está por suceder. Una de estas ocasiones es cuando su cría, como lo llaman los humanos, celebra su cumpleaños. Ese término, el cual usamos para marcar el paso a una nueva etapa del tiempo, adquiere un significado especial. Fue precisamente uno de esos fines de semana.

Durante ese encuentro, el gato también tuvo la oportunidad de conocer a uno de las dos nuevas criaturas, un anciano humano que había llegado de tierras lejanas, desde otra planicie. Su mirada era serena y sus movimientos, aunque lentos, transmitían una profunda sabiduría. El gato sintió una curiosidad genuina al acercarse a este ser de gran edad. A través de suaves palabras, el anciano comenzó a contarle sobre su vida diaria en las lejanas planicies que había dejado atrás. Había vivido rodeado de vastos campos y montañas, en un lugar donde el tiempo parecía moverse de manera diferente, más lento y contemplativo. Su labor principal estaba relacionada con la purificación de lagos, una tarea que le había enseñado a respetar el equilibrio delicado de la naturaleza y a trabajar en armonía con ella.

Le habló al gato de las aguas cristalinas, de los ritmos que dictaban los ríos y los lagos, y de cómo su misión era restaurar la pureza de esos cuerpos de agua. El anciano relató cómo, durante años, había dedicado su vida a cuidar de los lagos, sintiéndose parte de ellos, como si fueran su propia esencia. El gato se dio cuenta de que, a pesar de su mundo diferente, las preocupaciones y el amor por la naturaleza conectaban a ambos seres de formas que resultaban sorprendentes.

Sin embargo, el gato también notó algo peculiar en el anciano: una especie de brillo en sus ojos que parecía ocultar algo más. Era como si esa sabiduría que emanaba estuviera enmascarando una oscuridad o un misterio que nunca lograba del todo comprender. El anciano hablaba con una sinceridad inquebrantable, pero el gato no podía evitar sentir una sombra de duda. A veces, el anciano se sumía en una especie de silencio reflexivo, como si sus pensamientos estuvieran atrapados en algún recuerdo distante o en un secreto que nadie más podría entender.

Por otro lado, el anciano tenía una forma de ver la vida que era al mismo tiempo alegre y espontánea. Aunque sus palabras transmitían sabiduría, su actitud era liviana, casi como la de un niño que encuentra la maravilla en lo simple. Tenía una sonrisa que parecía brillar, como si la vida le hubiera regalado tantos momentos de pureza y descubrimiento que no podía evitar compartirlos con los demás. Sin embargo, ese aire de misterio que lo envolvía seguía presente, como una bruma que no lograba disiparse del todo.

El gato comenzó a preguntarse si el anciano realmente conocía todos los secretos de las tierras lejanas que había dejado atrás. Sus historias eran hermosas, sí, pero algo en su tono, en sus gestos, dejaba entrever una faceta que el gato no lograba descifrar. Como si aquel ser tan misterioso y encantador estuviera escondiendo un lado más oscuro, uno que el gato sentía pero no podía entender del todo.

Con el tiempo, el anciano se convirtió en una presencia recurrente en las visitas del gato. Aunque seguía siendo impredecible y en ocasiones confuso, el gato no podía evitar sentirse intrigado por sus historias y su forma de ver el mundo. Así como el coleccionista de Hollow Knight, el anciano poseía una espontaneidad que lo hacía impredecible y, en cierto modo, no confiable. Sin embargo, el gato comenzó a ver más allá de esas sombras y a descubrir una conexión que trascendía lo que podía entender. Ambos, el anciano y el coleccionista, tenían una manera única de observar el mundo, cada uno con su misterio, pero también con un brillo que los hacía inolvidables.

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